La Primera Iglesia Presbiteriana Mexicana, Brownsville, da la bienvenida a todos los hijos e hijas de Dios como una sola familia en Cristo
por Emily Enders Odom | Presbyterian News Service
BROWNSVILLE, Texas – Mientras que el astuto abogado de la parábola del Buen Samaritano podría preguntarle a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?,” los miembros y líderes de la Primera Iglesia Presbiteriana Mexicana en Brownsville, Texas, se atreven a hacer una pregunta ligeramente diferente.
¿Quién es mi familia?
Y, especialmente en tiempos tan polémicos como los actuales, la iglesia -que se encuentra a escasos kilómetros de la frontera entre Estados Unidos y México- ofrece su respuesta inequívoca.
“Somos una familia en Cristo,” afirmó el Revdo. Lemuel García-Arroyo en un sermón, el cual fue invitado a predicar, el domingo 20 de octubre. “El Evangelio nos llama a cruzar fronteras y límites para encontrar a nuestra familia, para reunirnos con todes.”
García-Arroyo, miembro del Presbiterio de Mission que sirve como asesor para el Compromiso con el Ministerio de la Oficina de Apoyo y Compromiso con el Ministerio de la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.), fue invitado recientemente a ocupar el púlpito por el pastor de la iglesia, el Revdo. Joel Martínez López, con motivo de una visita a la localidad del personal denominacional.
De hecho, cruzar fronteras y límites para acoger a todos los hijos e hijas de Dios como familia bien podría ser el lema de la Primera Iglesia.
“Seguimos siendo las manos y los pies de Cristo en la comunidad,” dijo Leticia G. “Lety” Martínez, anciana gobernante y esposa del pastor Martínez. “El compañerismo ha sido la clave para abrir la puerta. Y la gente sigue viniendo. Hemos establecido esa base.”
Organizada en 1877, la Primera Iglesia es la iglesia presbiteriana hispana más antigua de EE.UU. Antes de que Martínez fuera llamado como pastor en 2003, la iglesia fue atendida por una larga línea de distinguidos ministros presbiterianos, entre ellos el padre y el abuelo de Martínez. Lety Martínez también compartió su propia historia con la congregación señalando una foto de su tatarabuelo en el árbol genealógico de la iglesia.
“Identidad,” dijo Martínez, “es una de las tres palabras clave para nosotros en esta iglesia. Para nosotros es una bendición mantener nuestra identidad. Aunque hemos cambiado y nos hemos transformado, tenemos raíces que nos han sostenido.”
Las otras dos palabras que guían a la congregación son “conectividad” y “empoderamiento.”
“Hay que estar conectado con todos los organismos, no sólo con los de todo el país, sino también con la comunidad, las escuelas y universidades, los recursos humanos y demás”, prosiguió. “Estar conectado con la comunidad es una ventaja para establecer distintos ministerios. Y luego necesitas empoderamiento. Hay que buscar a la persona adecuada para esos ministerios.”
Gracias a esas tres palabras clave, aunque la congregación cuenta con una asistencia promedio de 40-50 fieles, el impresionante impacto de la iglesia desmiente su pequeño tamaño.
El alcance de la Primera Iglesia, tanto digital como en persona, incluye programas en y con centros comunitarios, ministerios para inmigrantes y personas sin hogar, visitas y devociones en hospicios de la zona, educación nutricional y talleres de prevención de la diabetes y, más recientemente, programas de salud mental.
“También acabamos de adoptar la Escuela Primaria de Putegnat,” explica Martínez. “Llevamos material escolar, ropa, regalos y tenemos una buena relación con los profesores y las profesoras, los orientadores y la enfermera de la escuela. La escuela tiene una población muy pobre.”
Pero los recursos con los que cuenta la pequeña congregación -expertos como médicos y nutriólogos- son abundantes.
“Damos gracias a Dios por tener esta iglesia,” dijo.
El Revdo. Wilson Kennedy, director asociado de Ofrendas Especiales y Solicitudes de la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) calificó a la iglesia como una fuente de inspiración.
“Ustedes se ponen a disposición para ser colaboradores y colaboradoras en todos los sentidos,” dijo Kennedy. “Por favor, vengan. Utilicen estas hermosas instalaciones. Eso es lo que significa ser el cuerpo de Cristo.”
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