La Ofrenda de Pentecostés ayuda a la juventud a desafiar las injusticias del mundo

El Programa de Jóvenes Adultos Voluntarios transforma vidas no solo durante un año, sino para toda la vida

Por Emily Enders Odom

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LOUISVILLE  —  Yuriko Beltrán no pide mucho, sólo una oportunidad para cambiar el mundo.

Esa es exactamente la razón por la que este joven de 23 años entró en el programa Jóvenes Adultos Voluntarios (YAV, por sus siglas en inglés) de la IP (EE. UU.).

“Disfruto contribuir activamente a lograr un cambio, el cual es uno de los objetivos principales del programa YAV”, afirma.

El programa Jóvenes Adultos Voluntarios (YAV)consiste en un año de servicio ecuménico y basado en la fe  y lleva casi tres décadas cambiando la vida de jóvenes de entre 19 y 30 años en lugares de Estados Unidos y de todo el mundo. Además del servicio, la experiencia YAV enfatiza la vida en una comunidad cristiana intencional, la formación espiritual y el discernimiento vocacional.

Beltrán, nacida en Perú y recién graduada en ciencias de la comunicación de la Universidad Nacional Pedro Ruíz Gallo de Lambayeque, está completando su año 2022–23 de servicio voluntario en el programa YAV de Perú, dirigido por Jenny Valles, colaboradora misionera de la IP (EE. UU.) y coordinadora del lugar.

“Se trata de un programa en el que la juventud puede lograr una transformación dramática en sus vidas a través de sus experiencias de servicio en diferentes partes del mundo junto a nuestros aliados globales”, asegura Valles, nacida en Moyobamba [moi-oh-BAHM-buh] y que ahora vive en Lima con su esposo, Jed Koball, también colaborador misionero de la IP (EE. UU.), y su hijo Thiago. “Poder acompañar a la juventud adulta de manera personal a través de estas experiencias es todo un privilegio y hace que este ministerio sea divertido y significativo para mí”.

En el 2021-22, el programa de YAV de Perú experimentó su propia transformación al ser atendido por primera vez por dos miembros del YAV peruanos, como Beltrán, bajo la dirección de Valles.

“Durante la pandemia, el programa de Jóvenes Voluntarios de Perú tuvo que cambiar de ubicación al no poder acoger a jóvenes estadounidenses por motivos de salud y seguridad de los voluntarios, las familias de acogida y los socios”, explicó Destini Hodges, coordinadora del programa de Jóvenes Voluntarios de la Misión Presbiteriana Mundial. “Aún anhelando llevar un ministerio transformador a la juventud adulta a través de la misión, Jenny decidió desarrollar un plan y cambiar su atención para trabajar con la juventud adulta a nivel local. Fue una gran experiencia de compromiso misionero intercultural que los YAV peruanos participaran en la orientación virtual y aportaran sus perspectivas en torno a la identidad cristiana, la raza, la pobreza y la justicia social a la mesa con sus homólogos estadounidenses”.

Beltrán dijo que se sintió atraída por el sitio web del YAV de Perú principalmente por su énfasis en la protección de los derechos de la comunidad LGBTQIA, el empoderamiento de las mujeres para que se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades y “la reorientación de la cultura hacia la protección de nuestros cuerpos, el agua y la tierra”.

“Creo que poder escuchar de primera mano los testimonios de personas que tienen que afrontar una determinada problemática y las metas que se trazan para generar cambios positivos, hace que me identifique y sienta empatía por las personas y sus necesidades”, afirma Beltrán. “Es un gusto poder conocer a personas que se preocupan por lograr un cambio positivo en su entorno. Eso me motiva y me llena de admiración”.

La juventud adulta como Beltrán, que buscan la transformación no solo de sí mismos sino también de los sistemas que perpetúan la injusticia en las comunidades donde viven y sirven, son respaldados, en parte, a través de la Ofrenda de Pentecostés, una de las cuatro Ofrendas Especiales que promueve la IP (EE. UU.).

La Ofrenda de Pentecostés no solo beneficia al programa YAV, sino que también apoya a la Oficina de la Juventud Presbiteriana y el Trienio y a la iniciativa nacional “Educa a un niño, transforma el mundo”. Uno de los sellos distintivos de esta ofrenda compartida es que el 40 % de la misma se destina a los ministerios locales de cada congregación, mientras que el 60 % restante se utiliza para apoyar a la niñez en riesgo, la juventud y la juventud adulta a través de los ministerios de la Agencia Presbiteriana de Misión.

Aunque la Ofrenda de Pentecostés puede aceptarse en cualquier momento, la mayoría de las congregaciones la reciben el Domingo de Pentecostés, que este año cae el 28 de junio.

“Tener la oportunidad de tratar con la gente y conocer sus problemas de primera mano es importante para mí”, dijo Beltrán, “ya que así puedo elaborar estrategias para apoyar sus esfuerzos a partir de mis fortalezas y habilidades”.

Aunque tradicionalmente todos los YAV de Perú han colaborado con la Red Uniendo Manos Perú (una red ecuménica formada por ocho organizaciones no gubernamentales e iglesias peruanas repartidas por todo el país), Valles se refirió con entusiasmo a una nueva asociación con la Facultad de Teología y Religión de la Asociación Educativa Teológica Evangélica(AETE). El personal docente de la institución académica sin ánimo de lucro, que se identifica como cristiana, trabajará con los YAV para reflexionar e integrar sus experiencias y capacitarles en su discernimiento vocacional.

“Estamos muy agradecidos por los últimos 15 años de asociación con la Red Uniendo Manos Perú, con quienes seguiremos manteniendo relaciones”, dijo Valles, “y también estamos entusiasmados con las oportunidades futuras para los YAV, tanto de Estados Unidos como de Perú, a través de nuestros nuevos aliados en AETE”.

La nueva asociación con AETE también permitirá un compromiso aún más profundo con el Movimiento Mateo 25.

“El programa de YAV en Perú siempre ha estado dirigido a abordar la pobreza sistémica y el racismo”, dijo Valles. “Muchos de nuestros aliados llevan años trabajando en estos asuntos a escala local, nacional e internacional. Nuestras personas voluntarias se ocupan de estas cuestiones desde el primer día de servicio hasta el final de su año YAV. Reciben una capacitación y participan en retiros durante su año YAV para seguir abordando estos temas y otros específicos del contexto peruano, como los derechos y desafíos de la comunidad LGBTQ+, el machismo en Perú, el contexto político y la economía de Perú, el cambio climático, el autocuidado y los desafíos interculturales”.

Desde la pandemia, el programa de YAV ha estado explorando nuevas formas de encarnar la visión de Mateo 25 convirtiéndose en un programa accesible para todos.

“Estamos evaluando cómo financiar mejor a los YAVs que tienen dificultades para cumplir con el requisito de recaudación de fondos del programa, ofreciendo una opción virtual a los YAVs que quieren servir pero debido a las responsabilidades de la vida no pueden permitirse físicamente trasladarse y pasar un año sirviendo en persona, y soñando con diferentes modelos, como la sede de YAV en Perú, para ofrecer este ministerio transformador a más jóvenes adultos”, añadió Hodges.

Es en ese punto donde la Ofrenda de Pentecostés adquiere un significado especial.

“Sin la Ofrenda de Pentecostés no sería posible impulsar el desarrollo y la autonomía de las mujeres, los hombres, las niñas y los niños que integran nuestra comunidad”, afirmó Beltrán. “Somos una comunidad. Somos personas que de forma colectiva podemos lograr grandes cosas. Es por ello que es importante contar con el apoyo de todos aquellos que quieran contribuir al cambio, ya que solo se consiguen grandes cosas dando un paso a la vez”.

Asesorar y aconsejar a los YAVs durante su año de servicio, y verlos florecer, es una de las mayores alegrías de Valles.

“Si todos tuviéramos la oportunidad de vivir experiencias como las que ofrece el programa de YAV, creo que todos seríamos más comprensivos, más justos y más solidarios los unos con los otros”, afirmó Valles. “Tenemos que seguir dando más oportunidades a la juventud, no sólo a la de Estados Unidos, sino también a la de otras partes del mundo, para que el aprendizaje sea mutuo e igualitario. Invito a los posibles donantes a que acompañen con su apoyo a los Jóvenes Voluntarios. Sus oraciones y sus donativos transforman vidas no solo durante un año, sino para siempre”.


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