El don de la paz en tiempos de crisis

La Ofrenda de Gozo de Navidad transforma vidas aliviando las cargas financieras

por Emily Enders Odom

Jenni Whitford is shown with family members. (Contributed photo)

LOUISVILLE – Una sola llamada telefónica hace casi 20 años cambió todo el mundo de Jenni Whitford.

Whitford y su joven familia acababan de regresar de vacaciones cuando llamaron del lugar de trabajo de su esposo.

“Volví a casa de una reunión del consistorio y recibí una llamada de que mi esposo, Ken, había sufrido un colapso”, recordó Whitford, que entonces trabajaba como educadora cristiana a tiempo parcial en su iglesia natal, la Primera Presbiteriana de Jackson, Michigan.

Cuando llegaron al hospital, Whitford y sus dos menores, de 9 y 12 años, se enteraron de que Ken Ellis, de 36 años, esposo y padre abnegado, había fallecido a causa de un aneurisma aórtico.

Y como era su esposo quien había llevado el seguro médico de la familia, se enteró de que su cobertura sólo se pagaba hasta final de mes.

Su pastor estuvo inmediatamente a su lado para ofrecerle tanto consuelo como consejo.

“Como estaba familiarizado con las cuatro ofrendas denominacionales de la IP (EE. UU.), le recomendé a Jenni que la Ofrenda de Gozo de Navidad estaba ahí para ayudar al personal de las iglesias en tiempos de necesidad”, dijo el Rvdo. Jim Hegedus, miembro honorablemente jubilado del Presbiterio de Lake Michigan, y antiguo pastor de Whitford en la Primera Presbiteriana. “Jenni era una trabajadora de la iglesia y sin duda se encontraba en una situación de necesidad desesperada e inesperada. ¡Qué bendición fue la Ofrenda de Gozo de Navidad para Jenni y su familia en esos momentos tan tristes y desgarradores!”

Al enfrentarse a un reto financiero tan grande en un momento de “caos, agitación y enormes emociones”, Whitford, quien actualmente es directora de Formación de la Fe Congregacional en la Primera Iglesia Presbiteriana de Granville, Ohio, encontró justo el apoyo que necesitaba a través del Programa de Asistencia de la Junta de Pensiones. La agencia de confianza de la IP (EE. UU. ), en alianza con el Presbiterio Lake Michigan, le concedió una ayuda inmediata y de emergencia para cubrir las primas médicas de la familia durante dos años.

El generoso apoyo que recibió fue posible, en parte, gracias a la Ofrenda de Gozo de Navidad anual de la IP (EE. UU.), una apreciada tradición presbiteriana desde la década de 1930, que distribuye donativos a partes iguales al Programa de Asistencia y a las escuelas y universidades relacionadas con el pueblo presbiteriano que equipan a las comunidades de color.

“Es un testimonio de la Ofrenda de Gozo de Navidad que, después de casi dos décadas, el recuerdo de la ayuda que recibió la Sra. Whitford la haya impulsado a compartir su historia”, declaró Ruth Adams, directora del Programa de Asistencia. “Es un maravilloso reflejo de cómo la denominación está en su mejor momento de conexión cuando trabaja unida. Ese es el impacto duradero que tiene la Ofrenda de Gozo de Navidad”.

Llamados a ser “las manos de Dios en el mundo”

Al igual que Whitford, la vida de Isabella Pérez Sanchez cambió para siempre a causa de una crisis médica. Sin embargo, esta estudiante de último curso de secundaria de 18 años siempre ha creído en los milagros.

¿Cómo podría no hacerlo?

Como Pérez, que se crió en un hogar cristiano en Bogotá, Colombia, siempre había encontrado que todo le resultaba tan fácil, sabía que debía de ser “cosa de Dios”.

Isabella Pérez Sanchez is an aspiring doctor. (Contributed photo)

Pero lo que, al principio, no parecía tan fácil era el sueño de toda la vida de este prodigio de la ciencia, de asistir a la secundaria y a la universidad en Estados Unidos.

Cuando el Colegio Americano de Bogotá, vinculado a la Iglesia Presbiteriana y donde ella estudiaba entonces, le habló de su alianza con el Colegio Panamericano Presbiteriano (PPAS) de Kingsville, Texas, “todo encajó muy fácilmente”, dijo Pérez. “Y aunque a mi madre y a mí nos costó dejarnos llevar, las dos seguíamos diciendo que esto es Dios diciéndonos —Este es mi plan para ti. Es imposible que éste no sea el camino que debe tomar”.

El PPAS, al que Pérez ingresó en 10º curso, es un internado internacional de preparación para la universidad relacionado con la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.). Fundada en 1911, la escuela motiva y equipa a jóvenes para vidas de liderazgo cristiano en la comunidad global.

Una vez que Pérez llegó al campus, los milagros en su vida continuaron, especialmente los nuevos mundos que se abrieron ante ella al hacer nuevos amigos de diversas culturas.

Pero el mayor milagro, con diferencia, se produjo en el 2019, cuando la aspirante a médico, que se había sentido llamada al campo de la medicina desde los 10 años, se encontró con el mayor reto de su joven vida.

Pérez dijo, “Era un domingo por la mañana en Colombia. Salía de la iglesia cuando sentí el dolor más fuerte que he sentido en toda mi vida. Me llevaron al hospital inmediatamente”.

Diagnosticada con una malformación arteriovenosa, una maraña de vasos sanguíneos que conecta irregularmente arterias y venas, interrumpiendo el flujo sanguíneo y la circulación de oxígeno, fue sometida a una operación cerebral y pasó casi dos meses en la UCI.

“Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía una relación personal con Dios”, dice Pérez. “Fue entonces cuando recibí mi vocación de por vida, que es ayudar a las demás personas y ser las manos de Dios en el mundo”.

Hoy, más de cinco años después de su enorme susto médico, Pérez está completamente curada.

“Después de mi operación cerebral, Dios me dio una segunda oportunidad en la vida y me dijo que debía usar mis manos para ayudar a otras personas”, dijo. “Estoy completamente agradecida a todas las personas que han hecho donaciones a la Ofrenda de Gozo de Navidad para mantener en funcionamiento nuestra escuela. Espero que más personas tengan la oportunidad de crecer como yo he crecido, no sólo en conocimientos sino también en fe”.

Una red de seguridad presbiteriana en tiempos difíciles

Aunque la Rvda. Dra. Judi McMillan también había oído claramente el llamado de Dios en su vida, descubrió que no siempre era fácil de seguir.

Cuando la pastora de la IP (EE. UU. ) se trasladó de Nebraska a Michigan hace 20 años para aceptar un llamado como ministra asociada en una gran iglesia no presbiteriana, la relación no terminó tan favorablemente como había empezado.

The Rev. Dr. Judi McMillan serves Presbyterian Church of Bella Vista, Arkansas. (Contributed photo)

A los pocos años de su ministerio allí, McMillan tuvo claro que su puesto no funcionaba y abandonó la congregación.

“Aunque ya había estado antes entre convocatorias, este fue un momento muy duro”, recuerda. “Me había mudado; acababa de divorciarme y mis dos menores en edad escolar estaban conmigo. Las personas pastoras pueden abandonar iglesias que no les convienen, y a veces una indemnización o sus ahorros no alcanzan. Me encontré en la situación de ser la única persona que mantenía a mis menores con una hipoteca”.

Mientras McMillan trabajaba para encontrar un camino hacia la estabilidad fiscal y una autoestima renovada, siguió la recomendación del ejecutivo de su presbiterio y se inscribió en la formación para el ministerio interino.

Tras reinventarse trabajando en una floristería, el estrés de su vida simplemente resultó ser demasiado.

Así fue hasta que su colega del clero, la Rvda. Dra. Kate Thoresen, le aconsejó que llamara al Rvdo. Al Timm, que entonces era presbítero general del Presbiterio de Detroit. Animó a McMillan a compartir su situación con él, y le dijo que la Ofrenda de Gozo de Navidad podría ayudarle.

“En un momento en que estaba asustada e insegura, la Ofrenda de Gozo de Navidad llenó el vacío de exactamente un mes, el último mes que estaría sin recibir un llamado”, dijo. “Esto fue obra de Dios. Me sentí muy agradecida por el trabajo de Gozo Navideño y por la preocupación de mi colega y la generosidad de nuestra denominación”.

Después de que McMillan saliera de lo peor de su estrés financiero, recibió un llamado como pastora interina de la Primera Iglesia Presbiteriana de Royal Oak (Michigan), donde encontró asesoría financiera y comenzó el proceso de asegurar su futuro y el de su familia.

“Podría decirse que todo esto fue ‘preparar el camino'”, dijo. “Es casi como si cada llamado te preparara para la siguiente”.

Tras varios puestos en el ministerio interino, en los que prosperó de verdad, McMillan aceptó finalmente un llamado como pastora de la Iglesia Presbiteriana de Bella Vista (Arkansas), donde ha servido desde octubre del 2021.

McMillan, que ha compartido abiertamente su testimonio con su congregación actual, dijo que la Ofrenda de Gozo de Navidad fue realmente una sorpresa para ella.

“Creo que es importante dar a la Ofrenda de Gozo de Navidad porque sigue afirmando el liderazgo pastoral y de quienes sirven a la Iglesia”, dijo. “Es la Iglesia diciéndole —¡Te cubrimos las espaldas!”.

Estudiar la historia mientras se hace realidad

Sentada junto a un cuadro en la pared de su oficina, LaTrell Clifford Wood descubrió accidentalmente un trozo significativo de la historia de su familia.

“La foto tenía un nombre: Jefe de Justicia McClellan, que presidía el Tribunal Supremo de Alabama cuando se redactó la Constitución de 1901”, dijo LaTrell, licenciada en Historia y valedictoriana de la promoción del 2020 del Stillman College. Stillman es una de las tres Escuelas y Colegios Presbiterianos que Equipan a las Comunidades de Color de la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.), y su única Universidad históricamente para la población de raza negra (HBCU).

“Esa fue la constitución que hizo un montón de afirmaciones generales sobre el analfabetismo forzado y la supuesta depravación moral de muchas personas de raza negra como ‘justificación’ para que no se les permitiera votar”, dijo antes de añadir: “En realidad, fue la familia de McClellan la propietaria de la madre de mi tatarabuelo. Éstas no eran historias que yo conocía mientras crecía”.

Pero ahora las conoce.

Está claro que la historia, y la justicia reparadora, son muy importantes para LaTrell, la hija menor y nieta de un profesor y de tres generaciones de activistas por los derechos civiles con raíces tanto en el oeste como en el este de Alabama.

“Mi hermana mayor, DaKishia, siempre dice que si hay espacio para el trauma epigenético, también lo hay para la sabiduría epigenética”, afirma LaTrell. “Durante mucho tiempo, me sentí muy desconectada porque no conocía las historias de las personas”.

Pero incluso antes de conocer estas historias, LaTrell se sintió atraída por la historia y su aplicación práctica como aspirante a académica, líder y defensora de la justicia social.

“Cuando llegué a Stillman, empecé estudiando negocios y bellas artes, pero después de tomar un par de clases de historia, me dije a mí misma que nunca tendría una oportunidad de aprender historia como ésta”, dijo.

Fundado en 1876, Stillman College se creó inicialmente como escuela de formación para ministros afroamericanos, como el Rvdo. William H. Sheppard, que denunció el genocidio de las personas de la región de Kasai, en el Congo belga, por parte del rey Leopoldo II. De hecho, en los años sesenta hubo un movimiento estudiantil para rebautizar la universidad como “Sheppard College” en su honor.

En la actualidad, la HBCU se asienta en lo que una vez fue la plantación Cochran, donde, siguiendo “The Stillman Way“, “ofrece un entorno que propicia la búsqueda de la excelencia intelectual, el desarrollo del honor personal y el compromiso con el bien común”.

LaTrell Clifford Wood served Alabama’s Seventh Congressional District as a congressional intern. (Contributed photo)

Poco después de graduarse, LaTrell encontró su camino a Washington, D.C., con la Congressional Black Caucus Foundation, donde trabajó en el 7º Distrito del Congreso de Alabama como becaria del Congreso. Después, en el 2023, aceptó un puesto como defensora de la política contra el hambre en Alabama Arise, una organización estatal dirigida por sus membresías que promueve políticas públicas para mejorar la vida de las personas que viven en Alabama marginadas por la pobreza.

“Desde el momento en que puso un pie en el campus, LaTrell fue un faro de pasión e ideología”, dijo a Tasha Washington, decana de Retención y Éxito Estudiantil de Stillman y antigua supervisora de LaTrell. “A LaTrell le atraía intrínsecamente servir a los desfavorecidos y forjar vías de acceso a la educación superior para quienes pensaban que estaba fuera de su alcance”.

Debido a lo que sus mentores en Stillman han significado para ella tanto antes como después de graduarse, LaTrell se ha comprometido a asegurar el futuro de la universidad.

“Como Stillman es una institución privada y no recibimos financiación estatal, dependemos en gran parte de la filantropía”, dijo. “Veo la Ofrenda de Gozo de Navidad como una forma de apoyar la justicia reparadora”.


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