Beca de tecnología de la Fundación Presbiteriana trae inspiración a una congregación en Puerto Rico

por Erin Dunigan

Cuando la pastora Erika Irizarry Rodríguez recibió una beca de tecnología de la Fundación Presbiteriana, respiró aliviada y exclamó un grito de alegría.

La beca de $5,000 es parte de un programa que permite a la Fundación Presbiteriana a dar becas para tecnología y capacitación a pastores que sirven a pequeñas congregaciones y congregaciones de color en PCUSA.

La pastora Erika usó el dinero para comprar una computadora nueva para la iglesia, dos pantallas para usar en el espacio de adoración, y una nueva fotocopiadora, tóner, papel y un mouse y programas de PowerPoint para la computadora.

“Nuestra computadora tenía más de diez años; podíamos ir a tomar un café mientras esperábamos que hiciera algo”, compartió. “La fotocopiadora: nunca sabíamos si se comería el papel o si tardaría una eternidad en hacer las copias”.

Ambos estaban, en sus palabras, más que obsoletos.

“La nueva tecnología nos ha dado nueva vida, nueva motivación, nueva inspiración para hacer cosas nuevas y continuar en el ministerio”, continuó.

Beca de Lily ayuda la necesidad

El programa de las becas nació de la necesidad, dice el Rev. Dr. Dave Loleng, Director de Liderazgo y Alfabetización Financiera de la Iglesia en la Fundación Presbiteriana. A medida que las iglesias cambiaron a servicios y reuniones en línea gracias a la pandemia de COVID-19, muchos pastores lucharon para que la tecnología obsoleta funcionara, o se vieron obligados a buscar en sus propios bolsillos para pagar nuevos equipos o software.

Esto fue especialmente cierto para los pastores de color, particularmente aquellos que sirven en congregaciones más pequeñas. Con menos recursos y más demandas, la necesidad de nueva tecnología era más fuerte que nunca.

Loleng solicitó a Lily Endowment Inc. para crear un programa de becas para pastores de color y recibió $500,000 para apoyar el programa; Ya se han dado $250,000 a pastores que solicitaron becas en 2022. Los otros $250,000 requieren fondos equivalentes; la Fundación Presbiteriana está trabajando con otras organizaciones para crear la combinación y otra ronda de becas. No se ha fijado una fecha en este momento para el próximo ciclo de becas.

“La pandemia fue un momento en que las personas realmente necesitaban conexiones en línea con sus congregaciones y sus líderes pastorales”, dijo Loleng. “Lo que escuché una y otra vez de los pastores fue que simplemente no podrían funcionar bien sin una mejor tecnología, ya sea hardware o software. Y es mas de las cámaras para la adoración en vivo. A veces necesitaban teléfonos móviles de mejor calidad o una suscripción paga de Zoom para poder celebrar reuniones más largas”.

Sesenta y tres becas estaban dado a pastores para necesidades tecnológicas en 2022; la mayoría eran alrededor de $5,000, dependiendo de las necesidades.

La Fundación también está trabajando en videos para ayudar a los pastores a aprender cómo usar la tecnología de manera más efectiva. Esos videos se lanzarán a finales de este año.

Al servicio de una necesidad

La iglesia de la pastora Erika se está beneficiando enormemente de la nueva tecnología.

La iglesia, Primera Iglesia Presbiteriana en Lajas, se encuentra en el centro de la ciudad costera de Lajas, en el lado oeste de la isla de Puerto Rico. Los servicios se llevan a cabo los domingos y martes, con reuniones mensuales de mujeres los sábados. La mayoría de los miembros de la iglesia tienen 60 años o más, pero también hay un pequeño grupo de jóvenes que se reúne.

La pastora Erika ha sido la pastora de la iglesia durante los últimos 18 años, desde que fue ordenada en 2005. Su esposo ayuda con el equipo de alabanza y está comenzando a ganar confianza para compartir la palabra durante las reuniones de oración de los martes. Su hijo dirige el sistema de sonido de la iglesia y su hija toca el piano y canta para el equipo de alabanza.

“Tengo un maravilloso equipo de personas que ayudan con el ministerio aquí, incluso mis padres, que son ancianos, ayudan donde pueden”, dijo. Las dos pantallas que compró la iglesia ayudaron en las reuniones de los martes y sábados, lo que permitió a los presentadores usar elementos de enseñanza en video.

Durante la pandemia, la pastora Erika notó que muchos en su congregación comenzaron a sentirse agobiados por la gravedad de la situación. Además de los desafíos de la pandemia, Puerto Rico también enfrentó severos terremotos durante 2020, seguidos por la devastación del huracán Fiona en septiembre de 2022.

Durante este tiempo empezó a recibir peticiones de oración de miembros de la congregación. “Ya tenía dos chats configurados, uno en WhatsApp y otro en el correo electrónico, así que comencé a grabar oraciones cortas y enviarlas en los chats”, dijo.

Estas breves oraciones grabados de uno a dos minutos ahora se han convertido en un elemento habitual en la vida de la iglesia. Pero su alcance ha ido mucho más allá de la intención original de la pastora Erika. “Empecé a tener miembros que preguntaban si podían reenviar las oraciones a sus familias, a sus amigos, a sus vecinos”, dijo. Ella envía las oraciones de cinco a seis noches por semana. Este pequeño esfuerzo de su parte se siente exponencialmente a medida que los miembros de la congregación los comparten con sus propias redes.

Pequeños cambios, gran impacto

De la misma manera, la subvención de tecnología ha ayudado a la iglesia a realizar lo que podrían parecer cambios graduales, pero cuyo impacto es mucho mayor. Porque la iglesia funciona como una iglesia parroquial, sin importar si alguien es miembro o no, la iglesia les ministra. “Tenemos gente de los barrios que vienen y preguntan si podemos realizar el funeral de su ser querido, aunque no son miembros”, dijo. La pastora Erika acepta estas solicitudes como parte del servicio de la congregación a la comunidad.

“Al salir de la pandemia, los terremotos y el huracán, fue difícil no sentirse desmotivada”, dijo.

Pero esa actitud está empezando a cambiar. “Recibir esta beca nos ha dado nuevas herramientas, una nueva visión y una nueva energía para revivir nuestro ministerio en medio de lo que ha sido un momento muy difícil”, dijo. Además también le ha dado tranquilidad a la iglesia, con la confianza que la computadora y la fotocopiadora no se van a morir en cualquier momento. “Estamos muy agradecidos por esta bendición”, dijo.

Su sueño es que con estas nuevas herramientas y esta nueva vida la congregación pueda seguir creciendo y compartiendo la palabra y que puedan invitar a sus amigos y vecinos a unirse a ellos.

 Erin Dunigan es una evangelista ordenada y pastora en la Iglesia Presbiteriana (USA). Es graduada del Seminario Teológico de Princeton. Ella es fotógrafa, escritora y consultora de comunicaciones y vive cerca de la frontera en Baja California, México.


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